Justo
esta semana he presentado mi trabajo de fin de máster sobre “la
doctrina del shock y el capitalismo del desastre”. Me gustaría
compartir con vosotros en este espacio un resumen de este trabajo a
fin de contribuir al conocimiento de esta autora así como para
plantear escenarios alternativos a la ortodoxia del pensamiento
neoliberal.
Para
quienes no conozcáis a Naomi Klein, decir que ella es economista
política, periodista, escritora y ha sido catedrática en la London
School of Economics y Doctora Honoris causa en derecho por la
Universidad de Kings College, en Nueva Escocia. En el Sondeo Global
de intelectuales que realiza la revista Prospect, Naomi alcanzó el
undécimo puesto, el más alto logrado por una mujer.
Una
de las motivaciones de mi trabajo ha sido indagar en la evolución
del neoliberalismo a partir del concepto “doctrina del shock” que
define Klein y desmitificar la relación entre capitalismo y democracia. Cabe decir que a día de hoy no se encuentran
disponibles en red-al menos en la base de datos CINDOC que contiene
toda la publicación científica en España desde 1970- ni tesis
doctorales ni trabajos de investigación al respecto.
¿QUÉ
ES LA DOCTRINA DEL SHOCK?
La
hipótesis central de la obra de Klein apunta a que la economía de
libre mercado requiere de crisis y conflictos que generen caos,
desorden y desasosiego para instalarse. Cada crisis de deuda,
hiperinflación, burbuja inmobiliaria, desastre natural se transforma
en una oportunidad o excusa para impulsar el proceso
neoliberalizador. La idea de que los cambios políticos deben hacerse
del mismo modo que un ataque militar es una idea recurrente entre los
economistas neoliberales.
Los
experimentos con electroshocks llevados a cabo por el psiquiatra de Montreal Ewen Cameron en los años
treinta - financiados por la CIA- servirán de base
para el manual de tortura Kubark (desclasificado en 1996) que será utilizado
en la Escuela de las Américas y -tal y como han declarado víctimas-
en Afganistán, Irak y Guantánamo. La idea de tabula rasa aristotélica, de la
destrucción creativa no sólo obsesionó al doctor de Montreal Ewen
Cameron, sino al que se considera el máximo exponente teórico del
neoliberalismo, Milton Friedman. Quien se propondrá restablecer las
ideas liberales del laissez faire, la mano invisible y le dará un
nuevo sentido antropológico al ser humano: reducido a homo
economicus.
Tal
y como afirma Bernat Riutort en el capítulo "Paradigmas sobre las
crisis económicas; lo político y la política", del reciente libro (2014) La gran Ofensiva, crisis global y crisis de la UE, el
neoliberalismo no es más que un restablecimiento de viejas ideas.
El
neoliberalismo rescata y reformula la teoría neoclásica de Adam
Smith que parte de la premisa de que mercados en equilibrio no tienen
crisis. “Los fines obtenidos por los individuos que se rigen por
sus propios beneficios, dan un resultado positivo para toda la
sociedad”, si cada uno va a lo suyo, en general irá bien para
todos. El postulado metafísico de la mano invisible, ahora
matematizado, va a ser el mediador para esta armonía de mercado. No
existen la crisis en esta teoría. Si las hay, siempre es culpa de
elementos externos, por abusos de la autoridad monetaria o un exceso
de estado.
Friedman
contrapuso a la hegemónica teoría de la demanda agregada de John
Maynard Keynes su alternativa teoría de la oferta. Dos visiones
contrapuestas sobre las expectativas en el largo plazo y en la
psicología el consumidor.
Sus
ideas habían estado incubándose durante décadas pero no será
hasta los años setenta cuando el modelo económico de crecimiento
keynesiano de síntomas de decaimiento cuando podrán ponerse en
práctica. Se comienza a desmoronar el capitalismo regulado y tiene
lugar una gran crisis de acumulación de capital a nivel
internacional. Se transforma el sistema establecido en Bretton Woods
y en las décadas posteriores se generan grandes mutaciones en la
estructura social del capitalismo regulado conformando una nueva
hegemonía social y política afín a los poderes financieros.
El
proyecto neoliberal consiste en desembridar el capital de las
constricciones keynesianas. El objetivo será menos estado y más
desregulación, liberalización, remercantilización, privatización,
reducción de la fiscalidad al capital y ataque a los sindicatos,
para romper el equilibrio entre fuerzas progresistas y del capital.
La utopía de un sistema capitalista perfecto obtendrá cada vez más
apoyo de las grandes corporaciones, que verán en la Escuela de
Chicago un filón para sus intereses. Proliferarán numerosos Think
tanks por todo el mundo para extender la filosofía política
neoliberal.
A
pesar de las críticas que ha obtenido la teoría del equilibrio
general, desarrolladas por la Escuela de Cambridge,
neokeynesianos o autores como Ermanno Vitale o David Harvey que han
señalado sus deficiencias epistémicas y formales, la principal
estrategia de la Escuela de Chicago ha sido pasar por alto todas las
críticas, naturalizando la economía como ciencia dura y no como
ciencia social.
DE
LA TEORÍA A LA PRÁCTICA.
En
estos treinta años los estados han pasado, tal y como afirma
Fernando Vallespín, a una posición defensiva, yendo al arrastre de
los intereses del proceso de acumulación del capital en el mundo
transaccional. Han aparecido los “Estado de mercado” más
preocupados por la competitividad que por prestar los clásicos
servicios del Estado del Bienestar. Comprender cómo se ha conformado
esta nueva clase capitalista mundial es el objetivo de esta sección.
Chile
será el primer experimento de estado económico y social neoliberal.
Salvador Allende se convertirá en el gran enemigo al representar el
socialismo democrático. Cuando el 11 de septiembre de 1973 Pinochet
lleva a cabo el golpe de estado, pondrá al frente de la Junta a los
'chicago boys', un grupo de economistas financiados desde hacía
veinte años por EEUU como un programa de la guerra fría para
contrarrestar las políticas izquierdistas en América Latina. David
Harvey en “Breve historia del neoliberalismo” señala los
resultados. Además de las más de 3200 personas asesinadas, la
represión y tortura, se privatizaron los activos públicos, los
recursos naturales, se privatizó la Seguridad Social, disminuyó el
gasto público, se eliminó el control de precios y se firmó un
tratado de libre comercio donde todos los beneficios quedaban en
manos de compañías extranjeras.
Esta
será la tónica habitual y el modelo se exportará a países como
Argentina, Bolivia, Sudáfrica, Rusia, Estados Unidos, Inglaterra,
China, Irak, etc.
Margaret
Thatcher demostrará que es posible implantar una gran transformación
económica y social sin necesidad de dictaduras militares ni cámaras
de tortura. Para ello puso en marcha su versión inglesa del
friedmanismo para impulsar su sociedad de propietarios, transformando
ideológicamente a las clases populares. La guerra con las Malvinas
posibilitará el apoyo necesario para poner en marcha una
transformación capitalista radical. La retórica y tácticas
belicistas de las Malvinas, las usará contra los mineros del carbón
en la huelga de 1984. Vencidos sus enemigos internos, vendería las
principales compañías aéreas, las telecomunicaciones, el gas, etc.
John
Williamson, el economista artífice del denominado Consenso de
Washington describirá el caso boliviano como el momento del “big
bang”, un avance para la generalización de la Escuela de Chicago
por todo el Planeta.
Después
vendría Argentina y el papel jugado por el FMI asfixiando aun más a
un país altamente endeudado por la Junta Militar. Décadas más
tarde con la crisis asiática el FMI dejará caer economías sólidas.
El
caso de China es un caso diferente. Harvey definirá este modelo como
“capitalismo de estado” combinando totalitarismo con capitalismo,
con un gran crecimiento económico de un 10% anual y un aumento sin
precedentes en el nivel de vida. Con unas consecuencias
medioambientales y sociales de gran devastación. La represión
practicada en Tiannanmen en 1989 fue consecuencia de lo sucedido en
Polonia con el ascenso del Partido Solidaridad, una escisión del Partido Comunista. El presidente chino
Deng Xiaoping no estaba dispuesto a una rebelión de las bases de su
partido y por ello fue implacable con las aspiraciones democráticas
y de restricciones al capitalismo que se reivindicaban.
Rusia
será para Klein uno de los mayores crímenes cometidos contra una
democracia en la historia moderna. Con la implosión de la URSS y el
gran shock que ésta produjo en la identidad rusa y en sus
aspiraciones geopolíticas -como afirma Brzeiznski- los oligarcas del
Partido Comunista que desmontarían la economía planificada, se
quedarían con las empresas más rentables. Boris Yeltsin, jugará un
papel clave en el proceso de neoliberalización y en la
transformación de un estado comunista en corporativista abierto a
los inversores extranjeros. La lección que aprenderán las compañías
norteamericanas como Shell, BP, Royal Dutch entre muchas otras de la
experiencia rusa la pondrán en marcha en Irak. Salvaguardar que las
operaciones lucrativas de beneficios y propiedades no queden en manos
locales sino en norteamericanas.
EL
AUGE DEL CAPITALISMO DEL DESASTRE.
En
el Foro Económico de Suiza en 2007, se plantea lo que se ha conocido
como el “Dilema de Davos”, donde se produce un giro copernicano.
Si hasta décadas anteriores la paz, estabilidad y seguridad eran
condiciones para el desarrollo económico -cuestión reflejada en el
indicador armas-caviar- a partir de 2003 se invierte esta tendencia.
En un contexto político convulso y de gran belicismo – 11- S,
Afganistán, Irak o el crac bursátil- la economía iba viento en
popa. El año de la invasión de Irak en 2003, el indicador muestra
cómo la guerra ha disparado la demanda de bienes de lujo. A
diferencia de otros momentos históricos, la inestabilidad genera
suculentos beneficios en sectores como el gas, petróleo, la
seguridad de alta tecnología, construcción pesada, asistencia
médica privada para los soldados y en la defensa que procuran las
empresas subcontratadas.
Los
atentados del 11 S e Irak son casos paradigmáticos del auge del
complejo del capitalismo del desastre.
Para
entender qué significa el 11 S el Doctor de Filosofía Moral y
Política Fernando Quesada explica los tres procesos sociohistóricos
que subyacen. El primero, el final de la Guerra Fría y el gran
número de estados fracasados alineados con uno u otro bando sin
ningún tipo de condición democrática o de ciudadanía requerida.
Estados donde han proliferado las mafias, las organizaciones
criminales, los señores de la guerra, donde se han enquistado
enfrentamientos étnicos, etc. El segundo factor lo explica la caída
del Muro de Berlín, que genera una metáfora del mundo alejada del
ideal ilustrado -que concibe el presente como un proceso de
innovación respecto al pasado-. El tercer factor será la incidencia
de la globalización y la incapacidad de los estados para readaptarse
y normativizar desde la política para hacer frente a las
desigualdades y a la exclusión social.
El
11 S permitirá elaborar un nuevo relato mítico fundacional para
reconstruir el sentido nacional conmocionado tras el shock yihadista.
Intelectuales conservadores como Etzioni, Fukuyama, Huntintngton o
Putnam afirmaran en la Carta de América que lo que está en juego es
la idea de libertad y de vida occidental. Un año mas tarde, la Casa
Blanca presentará su nueva Estrategia de Seguridad Nacional donde se
arrogarán poder absoluto como superpotencia. Carta blanca a los
intereses geostratégicos americanos por todo el mundo.
Irak
no fue solo un caso de expolio en el manual de Chicago, donde Paul
Bremer sometería al país a la mayor terapia de shock jamás
aplicada, donde todo el dinero de la reconstrucción fue a parar a
manos norteamericanas, sino que representó, en palabras de Pablo
Ródenas una nueva legitimación belicista que tras la II GM y el fin
de la Guerra Fría se había desinflado. Se rescata la idea
premoderna de guerra justa enmascarada en el concepto de guerra
preventiva, confundiéndose con legítima defensa.
ALGUNAS
INSUFICIENCIAS TEÓRICAS DE LA OBRA DE KLEIN.
La
obra de Naomi Klein es muy rica en términos descriptivos, exhaustiva
en cuanto al trabajo de investigación periodística y académica
pero se centra en exceso en el método, los shocks, sin analizar ni
las causas del neoliberalismo ni de qué modo han evolucionado las
estructuras sociales de acumulación del capitalismo regulado al
global.
La
obra de Klein ha suscitado críticas furibundas por parte del
pensamiento económico neoliberal. Le replican que entre 1990 y 2004
la pobreza extrema ha caído casi 10 puntos. 54.000 personas por día.
Autores
más críticos con el proceso de neoliberalización, como Held, han
rebatido este optimismo neoliberal poniendo el énfasis en las
grandes desigualdades en el acceso a la renta, apuntando al proceso
de globalización como el principal mecanismo causal que determina
los patrones de desigualdad global.
La
siguiente gráfica se la conoce como "copa de champán" y
el autor, Robert Wade describe los contornos de la brecha entre los
más ricos y los más pobres en la economía global.
Para
David Held la globalización genera cuatro dinámicas 1) la
segmentación de la fuerza de trabajo global 2) marginación,
exclusión y empobrecimiento 3) erosión de la solidaridad social y
políticas redistributivas y 4) la intensificación de la
polarización económica y la exclusión dentro, entre y a través de
los estados.
El
enfoque marxista de David Harvey plantea el neoliberalismo como
proyecto de restitución del poder de clase. Tanto la historia del liberalismo embridado y el giro subsiguiente
del neoliberalismo es analizada desde la dialéctica de la lucha de clases. Desde
esta concepción las crisis y las terapias de shock son categorizadas
como estrategias por parte de las élites dominantes para restaurar,
reafianzar o construir un contundente poder de clase.
Tal
autor analiza las causas de la desigualdad exponiendo que el
neoliberalismo, más que generar riqueza y renta, la redistribuye de
abajo-arriba a través de mecanismos de “acumulación por
desposesión”. Tales mecanismos provocan un riesgo moral sistémico.
Éstos tienen cuatro aspectos principales: 1) la privatización y
mercantilización 2) la financiarización, que después de los
ochenta se vuelve enormemente especulativa 3) la gestión y
manipulación de la crisis -con la trampa de la deuda como principal
instrumento de desposesión- y 4) las redistribuciones estatales a
través de las privatizaciones, disparando la especulación y
gentrificación y grandes desplazamientos hacia la periferia, pero
también a través e la política tributaria, deducciones fiscales,
amnistías fiscales a las rentas más altas, etc.
Otro
enfoque muy diferente al de Harvey es el de David Held que desde la
socialdemocracia plantea una alternativa cosmopolita a la
Globalización.
Del
mismo modo que Bretton Woods creó el marco de un nuevo orden
económico mundial David Held plantea avanzar hacia una democracia
cosmopolita para una nueva orientación internacionalista. Basa su
propuesta en una serie de valores como: la igualdad y la dignidad, la
capacidad de acción, responsabilidad y rendición de cuentas, el
consentimiento, así como la toma de decisiones colectivas respecto a
las cuestiones públicas y los principios de el de inclusión y
subsidiariedad o la evitación de cualquier daño grave y
sostenibilidad.
Su
propuesta es gobernar la globalización a través de una serie de
medidas a corto y largo plazo. Reformas de las instituciones de
gobierno mundial, reforzar el multilateralismo, fortalecimiento de
los controles públicos, abolición de la deuda en países pobres,
reglas equitativas de comercio mundial, eliminación de los subsidios
de la UE y EEUU a la agricultura e industria textil, corrección de
los mercados con criterios obligatorios globales laborales,
medioambientales, de inversión extranjera, medidas redistributivas y
compensatorias, acuerdos sobre precios y mercancías, control de
armas y regulación del comercio armamentístico, doble
democratización a nivel estatal y supraestatal, analizar el impacto
sobre la exclusión social y la equidad de todas las medidas de
desarrollo global y la conformación de una coalición progresista
global que garantice la provisión de bienes públicos globales para
crear una ciudadanía global.
Si
bien la propuesta de Held suscita muchos interrogantes, como si es
posible volver a embridar el capitalismo en el marco actual de
deslocalizaciones, mundialización, financiarización y del dominio
simbólico del neoliberalismo - que domestica nuestra praxis y sentido
común- creo que es interesante su propuesta pragmática de utilizar
las estructuras de gobernanza mundial existentes para avanzar en el
desarrollo humano y democrático de la población global.
CONCLUSIONES.
Sintetizando,
las principales conclusiones que se pueden extraer de la obra de Klein es que
los tratamientos de shock económico son instrumentos de control
social y el el método para conseguir estados sin restricciones al
capitalismo y privatizaciones. Tras un shock viene la conmoción, la
desorientación, la falta de sentido, y ahí es cuando el cuerpo
social claudica a las nuevas condiciones impuestas.
Si
bien hay diferentes tipos de shock: económicos, físicos, resultantes
de las catástrofes naturales, todos ellos son aprovechados como
oportunidad de negocio. Es más, cada estructura social de acumulación tendría sus propios shocks y métodos de implantación.
Conocer
los mecanismos psicológicos y sociales de esta doctrina es
fundamental para poder contraponer prácticas de resistencia. Las
sociedades que aprenden de sus traumas pasados son más resistentes
al shock y es más complicado ser explotadas. El empoderamiento de la
ciudadanía y la movilización son armas para contrarrestar y hacer
frente a la parálisis que produce el shock. Desde hace una década
confluyen por todo el mundo grupos, partidos y movimientos que
reivindican mayor justicia e igualdad: desde Auckland, Vancouver,
Manila, Birmingham, Londres, Ginebra, Kuala Lumpur y Colonia,
Seattle, Porto Alegre (KLEIN 2000) o más recientes como la Primavera
Árabe, el 15 M o Occupy Wall Street han puesto el foco en la
injusticia del proceso de neoliberalización y del sistema
financiero.
Allí
donde la neoliberalización ha sido más restringida, por los
equilibrios entre las fuerzas del capital y del trabajo, como en
Suecia, los índices de desarrollo económico y humano son mucho
mejores, tienen mayor calidad de vida, más calidad educativa, mejor
sanidad, más esperanza de vida. Tanto Klein como los diferentes
autores con los que he complementado este trabajo: Harvey, Held,
Bourdieu, Riutort, coinciden en que superar el neoliberalismo y el
neoconservadurismo requiere poner en el centro de la agenda política
la igualdad y la justicia económica.
Si
determinadas prácticas políticas y una cosmovisión concreta nos ha
conducido hasta aquí, prácticas políticas que avancen en la
constitución de un nuevo marco mundial que ponga en el centro de su
agenda la justicia y la igualdad, tendrán otros resultados positivos
para el conjunto de la ciudadanía global.
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