lunes, 6 de septiembre de 2010

Esperpentos post-veraniegos


Vivimos rodeados de hechos sorprendentes y de personajes cercanos al esperpento. No hablo de la práctica del balconing, de gran actualidad este verano (¿la caída libre será olímpica el verano que viene?), sino del profesor Neira, vitoreado por su ejemplarizante acción -que casi le cuesta la vida- por defender a una mujer víctima de violencia de género, que resulta, ha salido rana para el desempeño del cargo como asesor del Observatorio de violencia de Género de la comunidad de Madrid.

No sólo ha salido rana por sus excesos verbales y su proximidad con el filofascismo, sino por su falta de preparación para el cargo que desempeñaba. En la última que ha liado, cometiendo el delito de conducir ebrio ( triplicando la tasa de alcohol al volante) no sólo se niega a dimitir, sino que además tacha su actitud de irreprochable. Su alta autoestima ética viene reforzada por su propio abogado quien ha calificado a Neira como “hombre de bien” al reconocer el delito objetivo que se le imputaba.

Vivimos en una sociedad enferma si ofrecemos cargos a cambio de gestos loables, cívicos, para arañar unos cuantos votos. Indirectamente reforzamos lo que pretendemos combatir.

La propia Presidenta de la CC.AA de Madrid Esperanza Aguirre convirtió un gesto ejemplar en una contraprestación mezquina, y que para más inri, el desafortunado incidente de su “fichaje estrella” le servirá para suprimir el Observatorio para la Violencia de Género, que ayuda a profundizar en las causas de la violencia, a sensibilizar, prevenir, etc.

Si loable es no atentar contra el sentido común, a saber, no contradecir lo evidente, y la carga de la prueba, ¿qué se puede esperar del resto de los mortales cuyas vidas son ajenas a las grandes hazañas? La exageración y los circos mediáticos deberíamos alejarlos, por responsabilidad, de la actividad política, aún a riesgo de que las cosas sigan el curso de lo ordinario.


Otro esperpento, el arzobispo de Oviedo, rebatiendo a Stephen Hawking después de que éste afirmara que Dios no tiene cabida en las leyes que explican el origen del universo. Muy divertida la explicación de que “dios existe porque la vida lo sabe”, claro, la vida lo sabe, y por supuesto, también Dios debe saber de su propia existencia... ¿pero porqué se empeñaran estos señores en hablar de todo?, son como "la Belén Esteban" pero con sotana.

En su empeño fundamentalista de interferir con pensamiento mágico en leyes como la de la selección natural de Darwin, la biología molecular, la teoría del big bang u origen del universo, organizan grupos de pseudociencia con nuevos postulados creacionistas, como la teoría pseudocientífica del diseño inteligente. Al igual que en política, deberían abogar por su campo, que no es precisamente el de la literatura científica, sino más bien el de la teología, en el mejor de los casos, o el de la literatura de ciencia ficción o el cuento infantil, con todos mis respetos hacia estos géneros.

Nietzche afirmaba que ¡casi dos milenios y ni un solo nuevo dios! supongo que porque no había conocido la nueva versión opiácea de Sálvame de Luxe. Ni uno solo nuevo dios, sólo ese vestigio sombrío y harapiento de lo que un día llegó a ser, y fue matado “por el más feo de los hombres”.

Religión y ciencia, fe y razón, dos maneras irreconciliables de acceder al mundo, dos ventanas donde asomarse de manera diferente: una para precipitarse hacia la nada y la otra para desparramarse los sesos contra el suelo.

Para terminar este post de esperpentos, una cita que me gusta mucho, de Robert M. Pirsig “Cuando una persona padece delirios se le llama locura. Cuando muchas personas padecen de un delirio, se le llama religión".

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