martes, 8 de junio de 2010

Resistencias y ofensivas


El otro día, en la tertulia de los viernes a mediodía, la locutora nos lanzaba la siguiente pregunta: ¿por qué se ha incrementado el número de mujeres muertas, el número de víctimas de violencia de género?

Sin lugar a dudas, es una pregunta muy compleja, tan complejo como el enfoque multidimensional que debe explicar las propias causas de la violencia de género.

Las relaciones asimétricas entre los géneros, los roles y los estereotipos, la hiper-sexualización de las mujeres, la “objetivización” de los cuerpos, pero en mayor medida de las mujeres, la falta de referentes, ausencia paridad, la resolución violenta de los conflictos, la falta de autocontrol, y también, la rapidez de algunos cambios en las condiciones y modo de vida de las mujeres, que no ha ido acompañado de la transformación necesaria de los roles masculinos, una reubicación por parte de quien ha ostentado siempre el papel de “llevar los pantalones” o ser el macho alfa.

En el caso de las sociedades avanzadas, más democráticas, el patriarcado es más sutil, puede pasar a los ojos de mucha gente desapercibido. La naturalización y la falta de cuestionamiento de determinadas prácticas y costubres, es la mayor resistencia. Y es que la costumbre, es más difícil de modificar que una ley.

En otras, el patriarcado es pura y llanamente coercitivo, las mujeres tienen prohibido ir a la escuela, acceder a la salud porque los médicos son varones, mutilan sus genitales, practican matrimonios forzosos, etc.

El devenir de la cultura occidental, de nuestro universo simbólico ha sido androcentrista y patriarcal. Hace poco, releía argumentos que justificaban la ausencia de las mujeres de producción de conocimiento y de la notoriedad con el argumento, de que de nadie recordaba tales producciones, como si el olvido, no fuera un proceso activo, y como si los presupuestos de seres amorales, estéticos, de poco fiar y sin capacidad para el pensamiento abstracto o la metafísica, no condicionara. Y es que claro, para algunos, la combinación pene/cerebro ha salido mejor parada que vagina/cerebro.




Desde la antigüedad las mujeres hemos sido propiedad privada, un apéndice del hombre. El terreno del hogar, era una trasferencia del poder viril hacia la mujer, que debía gobernarlo con prudencia y buen hacer. La infidelidad, siempre peor vista en el caso de las mujeres, y uno debía tener el máximo cuidado de no tocar lo que “no le correspondía”.

El cristianismo no nos dejó mejor papel. ¿qué ideal es aquel de una virgen que ha parido? Qué paradoja tan cruel para con las mujeres.

En el siglo de las luces Kant afirmaba que nuestra moral era laxa, Schopenhauer y Nietzsche, entre otros remataban la faena. Nuestra “no verdad” esencial les ocupaba. Y esta no-verdad, no sólo era una cuestión de mala fe o inautenticidad...

Desde el feminismo se cuestiona la epistemología androcentrista, este olvido sistemático de las mujeres, de lo femenino, y no desde un punto de vista esencial. Este planteamiento, esta apertura, esta nueva vía de acercarse al ser y al conocimiento, una vez hundidos los planteamientos metafísicos dogmáticos, lejos de ser una debilidad, es una fortaleza. El cuestionamiento de las relaciones de poder, del conocimiento, no para apropiarnos/identificarnos con él, sino para transformarlo desde otras bases.

Recuerdo la teoría de Valcárcel del “derecho al mal” y supongo que primero se debe empezar, desde la mediocridad. Pero no quiero desenfocar el tema.

El feminismo es una continua lucha contra las desigualdades, contra las opresiones que sufrimos las mujeres, por el mero hecho de serlo, un movimiento emancipatorio de los derechos humanos de las personas y de sus libertades.

Entre los medios “liberales”, de cabrones intelectuales sin escrúpulos, y los medios neofascistoides de derechas, es aberrante la campaña de desprestigio hacia el feminismo, hacia las políticas de igualdad, según ellos –ideología de género que quiere pervertir el “orden natural” de los sexos y las cosas, y comerse a los hombres- y hacia las leyes de igualdad, ministerio, organismos, etc.

Disparan su arsenal en forma de ofensiva: una ofensiva variada, que pasa por quienes promueven que el SAP sea un trastorno considerado por la Sociedad americana de psiquiatria, porque las “débiles hacemos uso de nuestras habilidades naturales”, a saber “la manipulación y el engaño”, a quienes atacan con uñas y dientes la ley integral contra la violencia de género, cuestionando a las mujeres que denuncian so el pretexto de las denuncias falsas. Una denuncia falsa, es un delito, al igual que estafar a tu agencia de seguros, así que si alguien tiene conocimiento de causa, que denuncie. ¿Por qué tanto revuelo con las denuncias falsas? ¿cómo si la excepción fuera más importante que la regla?

Medios que reproducen ideas misóginas sobre nuestra sexualidad, sobre nuestras vaginas, con tintes pseudocientíficos, y extrapolaciones morales inaceptables que lejos de arrojar luz sobre nuestro cuerpo, nuestro dimorfismo sexual más bien quieren relegarnos a terrenos pantanosos, fangosos de heterodesignaciones atávicas que ya no estamos dispuestas a aceptar.

Las mujeres víctimas de violencia necesitan instituciones que las apoyen y no que las cuestionen, como ha ocurrido con algunos sectores de la magistratura.

¿Qué papel juegan los medios de comunicación? ¿provocan efecto mimésis o ayudan a prevenir los casos de violencia?

Hay que continuar profundizando en esta cuestión para valorarlo, lo que sí está claro, es que un mal planteamiento informativo: con excesos de morbo, testimonios irrelevantes del tipo (era un “hombre muy trabajador” o era un tipo muy “normal”) nada aportan y distorsionan la realidad. Ver las consecuencias del proceso -la cárcel, el castigo, el repudio social, más que la victimización de las mujeres- parece ser una solución más eficaz.

Una oyente que llamó para dar su “versión” sobre este posible mayor número, afirmó que la causa radicaba en el hecho de que al divorciarse, las mujeres despluman a los hombres, y se quedan con todo. Juzguen ustedes...

Un dato que se le pasó a esta buena señora, es que hay más denuncias y más maltratos antes de la separación, el divorcio puede ser un paso importante para acabar con tal situación de violencia, y dos ¿por qué los hombres no piden custodia compartida? Sólo un 5% lo hizo desde la reforma del código civil en 2005, ¿por qué no las piden más hombres? Supongo que porque criar un hijo, cuesta más que una pensión alimenticia...

Muchas son las resistencias a los avances de las mujeres, a los avances sociales, porque cuando nosotras avanzamos, la sociedad avanza. El grado de democracia de una sociedad va aparejado al grado de igualdad que existe en esa sociedad. Es un buen termómetro.

El recurso contra la ley de salud sexual y reproductiva y de interrupción voluntaria del embarazo que ha interpuesto el PP al Tribunal Constitucional (otro recurso más como ya hizo en su momento contra la paridad y se llevó un varapalo al ser considerado plenamente constitucional, o el que a día de hoy mantiene contra la ley de matrimonios de personas del mismo sexo) no hace más que confirmar el status quo que aspirar a mantener: una sociedad heteronormativa, androcentrista y patriarcal.

Son siempre los mismos, esas aves carroñeras de la moral, que después cuando gobiernan, se benefician de lo que el Partido Socialista aprobó.

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