lunes, 3 de agosto de 2009

Días extraños

Estos días han sido unos días tristes y dolorosos. Mi más sincera solidaridad con la familia de los guardias civiles asesinados en mi municipio, Calvià.

Puedo entender que en determinados momentos de dolor e indignación, pueda aflorar un sentimiento de rabia, pero también pienso que a un/a responsable público le es exigible que esté a la altura de las circunstancias, y sea capaz de mostrar cierto distanciamiento entre su bilis y sus palabras.

Sin lugar a dudas, el pasado día 31 de julio fue el día más duro desde que soy cargo público. Al dolor, se le añadió por la tarde en la manifestación de Calvià, una sensación de gran extrañeza. Extrañeza porque en la manifestación ciudadana de repulsa a los atentados, se habían congregado, no sé si de manera orquestada, algunas personas de ideología fascista, que incluso osaron a venir con banderas y símbolos pre-constitucionales.

Me quedé perpleja ante los gritos que reivindicaban la pena de muerte. Me quedé perpleja ante el guiño de mi alcalde, Carlos Delgado, saliéndose del guión pactado por todos los grupos políticos y agentes sociales, hacia esos grupúsculos de extrema derecha, y que ven en este personaje, un balón de oxígeno para sus ideas fascistas y sectarias.

¿Pero por qué se empeñan en realzar la identidad nacional, la “españolidad” en un acto de repulsa a un atentado terrorista? ¿quién cuestiona nada? ¿a santo de qué se tiene que hacer tanta exaltación? ¿por qué se creen con el derecho de tener que definir qué es ser un buen español?

Los discursos del PP, van siempre un poco “a salto de mata” e incurren en contradicciones flagrantes. Exigen una reforma del código penal para rebajar la mayoría de edad de los 14 a los 12. Para asumir responsabilidades criminales, sí son maduros y la ley debe actuar, en cambio, a una joven de 16 o 17 años embarazada y que no desea continuar con su embarazo, le es negada esa facultad, esa madurez para decicir libremente.

En frío se piensa mejor. Si no, caemos en la posibilidad de decir disparates de los cuales luego nos podamos arrepentir. Pienso en las palabras de Basagoiti, diciendo que los terroristas son “mierda”, o en las palabras del Rey, que después del vergonzoso ¿por qué no te callas? ha optado por otra fórmula si cabe de mayor violencia verbal.

Tengo plena confianza en el Estado de Derecho y en sus mecanismos. Respetémoslo y hagamos efectivas las condenas. El ojo por ojo, y el echar leña al fuego, no nos llevará a ningún lugar habitable. Los fundamentos del sistema penal y la filosofía de la reinserción están en juego cuando desde las vísceras se quiere venganza y no justicia.

Como apunte final a esta reflexión, pienso que en 30 años de democracia, hemos avanzado mucho, pero que queda mucho camino todavía por recorrer, para profundizar mucho mejor en nuestro sistema democrático, y apostar hacia una verdadera separación de la Iglesia del Estado.

4 comentarios:

Johannes A. von Horrach dijo...

Hola Silvia.

Es cierto que algunos excesos sobran cuando se ponen en marcha las habituales condenas de los atentados, pero me sorprende tu análisis, en el sentido de que cargas más contra un sector democrático de la sociedad que contra ese sector totalmente antidemocrático que apoya, directa o indirectamente, a los terroristas. Parece, tras leer lo que has escrito, que el único problema que tiene la democracia española en sus 30 años de existencia es lo que diga gente como Carlos Delgado, alcalde democráticamente elegido por sus ciudadanos, o Basagoiti, diputado electo del Parlamento vasco, el propio Borbón y la Iglesia. En mi opinión el problema principal es lo que tiene que ver con ETA y sus palmeros, aquellos que han conseguido que la realidad española actual sea ya algo único en la Europa actual; es decir, aquí es el único sitio donde sistemática y organizadamente se asesina por ideología. ETA ha cumplido 50 años, y para llegar a las 5 décadas ha contado con la ayuda de cientos de miles de personas, en el País Vasco y en el conjunto de España, que los apoyan, explícita o implícitamente. Ese es el problema principal de la democracia española, que no hay plena libertad gracias a la influencia de las bombas de ETA. Obviar eso y ver a Satanás en las palabras de Delgado y Basagoiti creo que es equivocarse, y mucho.

saludos

PD: yo estoy en contra de la pena de muerte, pero sí a favor de la cadena perpetua en casos muy graves. Cada vez que se plantea lo de la perpetua se escandaliza el personal, pero en países bastante democráticos de Europa funciona y no pasa nada.

Carmen López dijo...

Holaa!

Yo tambien estoy a favor de la cadena perpetua, pero no de la pena de muerte!! que locura!! estas condenando que maten, y vas tu y matas? para mi tambien es asesinar la pena de muerte!

Por otro lado, estoy de acuerdo en todo lo que has dicho, de hecho me fui muy cabreada de la concentración, y por supuesto, y no lo dudo, si llego a saber tal concentracion de fascismo, si me hubiese acordado que nuestro querido alcalde es experto en dejar siempre su rastro, no hubiese ido. Me fui diciendo todo lo qe has dicho tu sobre las banderas, el alcalde, y los fascistas pero con otras palabras! ;-)

Un beso muy fuerte!!

Carmen.

David Gómez Cejudo dijo...

Nuestro sistema penal no se basa en el castigo redención ni pretende infringir daño al condenado por los delitos que ha cometido en correspondencia con los mismos (a mayor delito mayor pena es un concepto de equitatividad equivocado) puesto que ello está más cercano a la doctrina de -ojo por ojo- y cercano a las cuestione s de justicia por reparación, a saber, venganza, que a doctrinas más laxas, democráticas como en la que se basa nuestro sistema penal. Por suerte, nuestro procedimiento respecto al crimen se centra en la rehabilitación del preso y su reinserción social. Otro debate se centraría si este sistema cuenta con los medios suficientes para poder ser plenamente efectivo o si los mecanismos de seguimiento e incluso de no-excarcelación son operativos y eficientes, pero estos son aspectos que, en la medida en que nuestro código penal avanza se va reformando y adaptando. Por antonomasia, la evolución de la legislación penal precisa del crimen para poder darse y sin el no sería ley. El crimen, como algo no-erradicable es una de las discusiones filosóficas más interesantes que podemos sostener y por ello abro aquí el debate. sin duda, medidas represoras como las que habláis se han demostrado ineficientes e incluso contraproducentes.

Para finalizar, plantear que además, en nuestro país, en el cual no existe la cadena perpetua, los criminales condenados a más de 20 años de cárcel suelen cumplir penas mucho más largas que en los países -europeos- donde si se da, como en Austria, donde las revisiones de pena son mucho mas benévolas con el criminal y sus crimen y en el salvo casos excepcionales, se cumple la perpetuidad de la pena.

Johannes A. von Horrach dijo...

David, una justicia seria e inteligente no puede primar únicamente uno de los dos polos: represión o rehabilitación. Lo lógico sería que se dieran ambos de forma razonablemente conjunta, inclusiva. Pero claro que sí que debe haber un elemento de 'venganza' en la ley, por supuesto, pero reducido a un ejercicio penal que no sólo promueva, como he dicho, la pura y simple venganza. Dejar de lado esto simplemente lo que nos conduce es a conceder a todo condenado un privilegio moral que no tiene por qué tener, y menos en un estado democrático (en las dictaduras, como la cubana, por ejemplo, sí que el condenado puede ostentar una superioridad moral, porque el sistema que lo condena es dictatorial y totalitario al no poner en marcha las mínimas garantías procesales). Pero en un estado democrático el condenado lo es (salvo interferencias de un tipo o de otro en el ejercicio de la justicia) por razones demostradas y evidentes. Poner en duda eso es llevar a cabo una condena absoluta de las sociedades democráticas en las que vivimos y una angelización del delito y de los delincuentes (muy rusonianamente, se daría la culpa a la sociedad de los delitos que sus individuos cometen). ¿O tú consideras, David, que delincuentes como los del Palma Arena o, peor aún, los que asesinan a sus mujeres no deben ser justamente castigados por sus actos? ¿A ellos crees que tampoco la sociedad puede castigar de algún modo?

saludos