miércoles, 15 de octubre de 2008

Los ricos también lloran

Nadie se baña dos veces en el mismo río (Heráclito)
-Excepto los muy pobres- (Ángel González )
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Vivimos en un mundo globalizado donde las decisiones que se toman en Nueva York, afectan al lugar más recóndito de África, y a la vez polarizado, dividido en dos: ricos y pobres.

Los estados que hasta ahora seguían la lógica de la economía e ideología neoliberal se han vuelto intervencionistas para salvar a los grandes especuladores del batacazo que éstos mismos especuladores han propiciado. Las y los ciudadanos medios asistimos a un espectáculo de nervios e intuimos que algo gordo está ocurriendo por la histeria bursátil.

El modelo neoliberal es insostenible porque su lógica se basa en una acumulación ampliada del capital, devorando hasta la saciedad los recursos que a la vez lo alimentan y le permiten subsistir. Esto me recuerda a la bacteria comecarne. En su dinámica de crecimiento, provoca la muerte de su huésped por su propio “éxito” devorador o por el contrario, para salvar a éste se ha de amputar el miembro infectado. Curiosamente, esto es lo mismo que parece estar pasándole al sistema neoliberal. ¿Seremos capaces de amputar el miembro antes de perderlo? Un pensador estadounidense, F. Fukuyama, en su complacencia capitalista profetizó el fin de las ideologías. Tal fue su lucidez que afirmó el fin de la historia. ¿Sera éste el final de 'el fin de la historia'?

Mientras 1000 millones de personas sobreviven con menos de 1 dólar al día, 11 millones de niños y niñas mueren antes de cumplir los 5 años por malas condiciones de vida, 840 millones de personas sufren malnutrición crónica, más de 100 millones (de los cuales la mitad son niñas) no tienen acceso a escolarización, y una larga lista de injusticias y vulneraciones de los derechos humanos, en Estados Unidos se están gastando 400 millones de dólares al día en la guerra de Iraq.

La pobreza se manifiesta de diversas maneras, y el factor “género” es un agravante para esta situación. En los últimos diez años el número de mujeres que viven en situación de pobreza ha aumentado en desproporción al número de hombres, es la llamada “feminización de la pobreza” y no necesariamente hemos de irnos a lugares lejanos para encontrárnosla. Basta echar un vistazo a las prostitutas de nuestros barrios, y veremos que la inmensa mayoría (90%) son inmigrantes en situación de pobreza y explotación.

A 98 días para que el Presidente más inútil de los EE.UU, el Sr. Bush salga por la puerta del Capitolio, el Congreso presenta un plan económico para inyectar 700 mil millones de dólares para salvar la economía. ¿Salvar qué? ¿A quién? ¿para qué? Tal cantidad de dinero supone 10 veces más de lo que se necesitaría para erradicar la pobreza en el mundo. En Europa, sus homólogos del G-7 deciden fórmulas alternativas para paliar los efectos negativos de la crisis. Comparto con Gordon Brown que deberían depurarse responsabilidades con aquellos que han realizado mala praxis. Pero, supongo que ésta ha sido la regla general, y no la excepción.

Recomiendo leer la carta a los ciudadanos de Estados Unidos de Michael Moore. Afirma que tras la estrategia del miedo, como la provocada tras el 11 S para recortar derechos y libertades, algo similar ocurre con el advenimiento de esta crisis. Además, relaciona la causa de la crisis con la inexistencia de una sanidad pública. Muy interesante.

Mientras una parte del mundo está volviéndose paranoica y sufre en mayor o menor medida la crisis desencadenada por las hipotecas basura en EE.UU, la otra asistirá inevitablemente a una reducción de las ayudas internacionales en cooperación y gasto social. Afortunadamente, el compromiso de Zapatero de aumentar la ayuda al desarrollo, elevará la dotación presupuestaria anual de 2009 hasta 4.351,23 millones de euros, una cifra que equivale al 0'5 % del PIB nacional.

Estamos en un buen momento para replantearnos el mundo qué queremos, para redefinir el modelo económico y sustentarlo sobre unas bases justas y unas nuevas reglas internacionales.
Reivindico el ejercicio de una ciudadanía activa, comprometida social y políticamente, para poder poner freno al atropello que ha supuesto este capitalismo feroz que espero, esté en su ocaso.

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